El otro día invitaron a mi hijo a una comunión y le encantó el restaurante, pusieron su comida preferida (Spaghetti 🍝 ) ! Y no se le ocurre otra cosa que al terminar e irse del restaurante coger las tarjetas del restaurante y ponerse a repartirlas por la calle.
El me lo contaba todo orgulloso: “Mamá, he ido haciendo publicidad del restaurante por la calle”
Yo : “ ¿y a quién se le ha ocurrido esa idea? ”
Mi hijo: “A mí “
Yo: “¿Y porqué lo has hecho?¿cómo se te ha ocurrido?
Mi hijo: “Me ha gustado mucho el restaurante y los spaghettis estaban riquísimos !!”
Yo: ¿y cuando ibas por la calle que hacia la gente?
Mi hijo: “Muchos que decían gracias ! Que bien !, otros no se enteraban porque iban con cascos y otros me ignoraban”
Este ejemplo me ha hecho reflexionar sobre la forma de ver las cosas los niños y que deberíamos replicar y aprender: la sencillez y autenticidad !
Esa inocencia que a veces perdemos y que deberíamos retomar tantas veces ! Esa espontaneidad de hacer lo que sientes ! Me gusta, lo digo y lo comparto !! Sin esperar nada a cambio.
Esta claro que mi hijo ha captado de que va esto del #marketing y de la #publicidad o #promoción y lo ha disfrutado como un juego !
¿Cuándo perdimos ese punto de diversión y de disfrute de lo que hacemos?
¿Cuándo perdimos esa empatía con un niño que va por la calle repartiendo unas tarjetas de un restaurante y ni si quiera le sonreímos y le dedicamos 5 segundos de nuestro tiempo y no nos remueve ningún tipo de sensación?
Pues imagínate si un niño no es capaz de remover tus emociones ¿cómo vamos a lograrlo el resto?
PD: la próxima vez igual si el restaurante lo sabe le regalan un plato de spaghettis 😜
Esta mañana he visto esta reflexión en LinkedIn y no he podido evitar publicarla aquí